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El día que la ONU le regaló la mitad de Palestina al sionismo para fundar el Estado de Israel

El sentimiento de culpabilidad por el holocausto nazi ayudó a que los occidentales velaran por el nuevo país de los hebreos

David Ben-Gurión lee la Declaración de la Independencia de Israel en 1948 C.C
Eugenia Miras

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La interminable guerra árabe-israelí por la disputa territorial en Palestina se ha convertido en uno de los escenarios más desoladores de humanidad. A ambos les cegaba la codicia por la tierra y la hegemonía religiosa; la cual los llevaría a atentar a unos contra otros. La ONU quería mediar entre ambos credos; y para evitar las guerrillas entre ambos, en 1948 decidió dividir el antiguo Mandato Británico de Palestina (territorio ocupado por las fuerzas del Reino Unido, tras la caída del Imperio otomano ) en dos Estados: uno para el pueblo de Israel y otro para los islámicos.

A pesar de que la primera aliyá (oleada de inmigración sionista) se dio en 1880 ; el conflicto árabe-israelí no estallaría hasta el año 1948, con la desventurada involucración de la ONU. El sentimiento de culpa azotaba a Europa tras el Holocausto nazi ; perpetrado en su gran mayoría contra los judíos. Sin embargo, en el intento de mitigar el dolor de las víctimas que lograron sobrevivir; decidieron partir en dos a Palestina.

«El remordimiento se convirtió en simpatía hacia los judíos, que jugaron hábilmente sus cartas para que la creación de su Estado tuviera el beneplácito mundial».

«Cara, muy cara le ha costado a la humanidad aquella arbitraria decisión que tomó la ONU de partir Palestina para que los judíos pudieran ocupar un territorio que, según ellos, les correspondía por mandato divino, histórico y moral», escribió Nieves Concostrina en su libro «Menudas historias de la Historia».

De esta manera, la situación política en Palestina asoma a la trágica realidad de que el perdón no parece brotar de la memoria histórica .

La dos Palestinas

Con la esperanza de anestesiar el sufrimiento del pueblo judío tras el holocausto nazi y otros pogromos en Europa del Este , la ONU cedió una parte de esa de «Tierra Prometida» , de la que hablan las sagradas escrituras; para que crearan el Estado de Israel .

«El remordimiento se convirtió en simpatía hacia los judíos, que jugaron hábilmente sus cartas para que la creación de su Estado tuviera el beneplácito mundial», escribió Concostrina.

Nadie quería a los judíos en ningún dominio; y aunque Palestina tampoco los había recibido con los brazos abiertos, decidieron quedarse por cuestiones de fe.

No obstante, esta medida aparentemente reconciliadora entre los pueblos resultó una catástrofe. Aunque los judíos parecían quedarse tranquilos, los sionistas –el núcleo de poder político de esta comunidad- querían Palestina entera; al igual que los árabes que estaban furiosos. Porque además de expropiarles la mitad de su tierra; se la habían entregando a sus hermanos semitas , con los que estaban enfrentados desde los tiempos de Abraham .

Pero ahora viene la gran pregunta ¿Quién tiró la primera piedra?. La responsabilidad reside en ambas partes, porque l a violencia se ha convertido en un bucle de respuesta . Incluso la gran mayoría de los estudiosos han caído en la trampa de polarizar su visión. Y como en todas las guerras, no hay buenos ni malos, solo muertos, miseria y desgracia.

Los que nadie quería

El pueblo judío siempre ha sido objeto de violencia , por lo que siempre estaría en un eterno éxodo hacia diferentes lugares, pero sin perder la esperanza de asentarse en la «Tierra Prometida». La primera oleada de inmigración sionista arribó en 1880 a Palestina. Y mientras esperaban hacer un «Estado de unión» para los semitas, los musulmanes planeaban como echar a los intrusos de sus lares.

«Solo les faltaba conseguir un territorio para instalarse y, como el mundo ya tenía las fronteras marcadas al milímetro, está claro que había que quitárselo a alguien. Le tocó a Palestina»

Nadie quería a los judíos en ningún dominio; y aunque Palestina tampoco los había recibido con los brazos abiertos decidieron quedarse por cuestiones de fe.

«Cara, muy cara le ha costado a la humanidad aquella arbitraria decisión que tomó la ONU de partir Palestina para que los judíos pudieran ocupar un territorio que, según ellos, les correspondía por mandato divino, histórico y moral», escribió la autora de «Menudas historias de la Historia».

Sin embargo, un buen día se hartaron de ser el blanco de la diana y, para comenzar primero a defenderse y después, iniciar ofensivas contra los árabes . Tras la Segunda Guerra Mundial , Occidente experimentaba una terrible sensación de culpabilidad por el exterminio de los judíos y por ello, decidieron ayudarles a formar el Estado de Israel.

David Ben Gurion C.C

«Pero los judíos tenían algo más: suficientes fieles desplazados para dar ciudadanía a ese Estado y una impresionante infraestructura económica e institucional que operaba desde distintas partes del mundo. Solo les faltaba conseguir un territorio para instalarse y, como el mundo ya tenía las fronteras marcadas al milímetro, está claro que había que quitárselo a alguien. Le tocó a Palestina» relata Conconstrina.

Los sionistas no estaban conformes con que los británicos controlasen la zona, y por esta razón un señor llamado David Ben Gurión decidió declarar la independencia de su pueblo –con la aceptación de Estados Unidos y Rusia - el 15 de mayo de 1948. Automáticamente comenzaría la invasión de la Liga Árabe –una coalición de milicias y ejércitos de los estados islámicos- estallando la primera guerra árabe-israelí; y en la que además se llevarían una sorpresa al encontrarse una fuerte resistencia judía.

Israel decide quedarse

José Urbano Martínez Carreras explicó en su libro «El mundo árabe e Israel: El próximo Oriente en el siglo XX» : «Ante la guerra civil que había estallado en Palestina, con el apoyo de EE.UU. y Gran Bretaña, proyectaron en abril de 1948 abandonar el plan de reparto del territorio en dos Estados, pero los judíos estaban decididos a fundar su Estado apoyados por la Comisión especial, y aceleraron la solución que acabó por imponerse».

«Los judíos, el pueblo que se lamentaba por su expulsión miles de años atrás, habían aprendido a expulsar».

Tras la proclamación de Gurion, el Gobierno provisional de los británicos terminaba en el Mandato británico sobre Palestina presionados por la ONU, pues a ellos no les desagradaba la idea de permanecer allí. Ya por fin el Estado de Israel se establecía en Palestina. Tal y como relata Martínez Carreras, Gurion lanzó un llamamiento a los judíos del mundo entero para que se unieran a Israel y para que les ayudasen en la tarea de la inmigración y del desarrollo del nuevo país.

Sin embargo, en ese nuevo país del que habla Martínez Carreras, no tenían cabida los musulmanes. De esta manera, los mismos métodos con los que fueron tratados durante toda la Historia; los proyectarían con el pueblo palestino.

«Cuando el nuevo Estado judío se liberó del control internacional, hizo lo planeado: tomó otra porción del pastel y expulsó a setecientos mil palestinos. Los judíos, el pueblo que se lamentaba por su expulsión miles de años atrás, habían aprendido a expulsar. Lo hicieron en nombre de Dios, un dios distinto al de los árabes pero igualmente harto de tanta guerra en su nombre», relató Concostrina.

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